He investigado más a fondo este incidente y resulta que estamos ante un escenario clásico de partición de cadena. Dos implementaciones dominantes de nodos básicamente bifurcaron la realidad y crearon versiones paralelas de la cadena que funcionaban simultáneamente. Fue necesaria una actualización de emergencia para reconciliar el desaguisado.

¿Qué me llamó la atención? El nivel de gravedad es similar al de algunos de esos infames exploits de Bitcoin de hace años. Ya sabes, esos de los que a nadie le gusta hablar pero que todo desarrollador menciona al discutir vulnerabilidades de consenso. Cuando el software principal de los nodos diverge de esa manera, básicamente estás jugando con la integridad de la red. Una versión valida bloques que la otra rechaza, y de repente los mineros están construyendo sobre historiales incompatibles.

Aquí la velocidad de parcheo es clave. Una respuesta rápida evitó daños permanentes, pero el simple hecho de que ocurriera pone de manifiesto la fragilidad arquitectónica en la diversidad de clientes. Te hace preguntarte cuántas cadenas están funcionando con bombas de relojería en sus implementaciones de nodos.