La situación económica de Japón actualmente, en pocas palabras, está atascada en un círculo vicioso.
La economía está débil y necesita estímulos financieros, pero el problema es que el gobierno ya está muy endeudado. Si ahora se atreven a subir los tipos de interés de manera significativa, solo el pago de los intereses podría colapsar las finanzas públicas. ¿Qué opción les queda? Emitir más dinero para expandirse o subir los tipos para restringir, son caminos opuestos en sí mismos.
Lo peor es que la productividad de Japón no puede soportar el coste de una subida de tipos. Ni las empresas ni los hogares pueden aguantarlo.
Por eso, esta supuesta "subida de tipos" en realidad es más bien un gesto simbólico. ¿El objetivo? Calmar las expectativas del mercado y enfriar un poco la inflación. ¿La subida real de tipos? Mínima. ¿Confiar en esto para restringir la liquidez de manera significativa? Imposible.
Para quienes seguimos los flujos de capital, esto significa que el tono acomodaticio del yen no cambiará a corto plazo y que el entorno de liquidez global sigue siendo relativamente favorable.
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La situación económica de Japón actualmente, en pocas palabras, está atascada en un círculo vicioso.
La economía está débil y necesita estímulos financieros, pero el problema es que el gobierno ya está muy endeudado. Si ahora se atreven a subir los tipos de interés de manera significativa, solo el pago de los intereses podría colapsar las finanzas públicas. ¿Qué opción les queda? Emitir más dinero para expandirse o subir los tipos para restringir, son caminos opuestos en sí mismos.
Lo peor es que la productividad de Japón no puede soportar el coste de una subida de tipos. Ni las empresas ni los hogares pueden aguantarlo.
Por eso, esta supuesta "subida de tipos" en realidad es más bien un gesto simbólico. ¿El objetivo? Calmar las expectativas del mercado y enfriar un poco la inflación. ¿La subida real de tipos? Mínima. ¿Confiar en esto para restringir la liquidez de manera significativa? Imposible.
Para quienes seguimos los flujos de capital, esto significa que el tono acomodaticio del yen no cambiará a corto plazo y que el entorno de liquidez global sigue siendo relativamente favorable.