Después de tantos años peleando en el mercado cripto, he llegado a entender una cosa con total claridad: el USDT que gano, lo transfiero a mi wallet ese mismo día.

He visto a demasiada gente cometer el mismo error. Ven que una moneda de repente despega, se les iluminan los ojos y se lanzan all-in sin pensarlo, con la idea de “espera un poco más, seguro que sigue subiendo”. ¿El resultado? Al día siguiente cae en picado y devuelven todo lo ganado, incluso acaban perdiendo parte del capital inicial. Este tipo de montaña rusa es emocionante, sí, pero no hay corazón que lo aguante.

Mi estrategia es simple y directa: me fijo en monedas con buenos fundamentales y que no hagan tonterías, y me marco de antemano un objetivo de beneficio. ¿Llega? Vendo al instante. Me da igual si luego sigue subiendo o no; lo importante es asegurar las ganancias. Al final, en este mercado la clave no es quién va más rápido, sino quién consigue reírse el último.

Muchos se burlan de este enfoque y dicen que “es de mentalidad pequeña”, que así te pierdes la oportunidad de hacerte rico de golpe. Pero yo, en cambio, pienso que esas historias de “monedas x100” solo sirven para escucharlas y poco más. Ganar un poco cada día y acumular con el interés compuesto es mucho más fiable que jugárselo todo a una apuesta. Y, además, duermes tranquilo, que eso sí que es un auténtico lujo.

En resumen, en este mercado lleno de incertidumbre, el mayor enemigo es tu propia avaricia. Mantente firme, recoge beneficios cuando toca y sal a tiempo; solo así podrás sobrevivir y vivir bien. Esa sensación estable y segura dura mucho más que cualquier subidón de dopamina de una subida explosiva.