Recientemente repasé mi historial de trading y, para ser sincero, me cuesta creerlo.

Con un capital inicial de 5.000 U, el saldo final de la cuenta mostraba 500.000 U. Cien veces más. Me quedé mirando ese número durante mucho tiempo.

En septiembre del año pasado, estaba investigando el sector de las monedas de privacidad. ZEC rondaba los 55 por aquel entonces. Sus fundamentales parecían sólidos, pero el sentimiento del mercado era muy frío. Estuve dudando durante una semana y al final abrí una posición larga.

No esperaba que esa decisión cambiara tantas cosas.

La evolución de ZEC superó todas mis expectativas: se disparó directamente hasta 665. Cada día abría la aplicación de trading y veía esa línea verde subiendo, con el corazón latiendo a mil por hora. Cuando alcanzó el máximo, decidí tomar beneficios, embolsando 427.000 U. Esa sensación... no sabría describirla, era una mezcla de emoción y cierta irrealidad.

Después, el precio corrigió y estuvo consolidando un tiempo en torno a los 500. Pensé que podría ser una segunda oportunidad de entrada, así que añadí posiciones. Cuando el precio rebotó hasta 648, cerré todo de forma decidida, llevándome otros 74.000 U.

De esta operación he sacado varias conclusiones clave:
1. La lógica para elegir la moneda debe ser clara (en ese momento valoré la privacidad y la tecnología base de ZEC)
2. El momento de entrada es fundamental (55 era un nivel relativamente bajo)
3. Ejecutar el take profit es más difícil que asumir pérdidas (muchos no aguantan o les cuesta salir)
4. La gestión de posiciones es cuestión de vida o muerte (entrar y salir por partes)

Ahora estoy investigando el próximo proyecto. Pero esta vez seré más prudente; al fin y al cabo, el mercado siempre está cambiando y no existen los mitos eternos.

En el mercado de las criptomonedas, las oportunidades y los riesgos siempre van de la mano.