Un alto funcionario de la Reserva Federal compartió recientemente sus opiniones sobre los acuerdos de swap de divisas, destacando sus beneficios mutuos. Según sus declaraciones, estos acuerdos bilaterales sirven a los intereses de ambas partes involucradas, no solo a una.

La postura resalta cómo las líneas de swap funcionan como una vía de doble sentido en el sistema financiero global. Cuando los bancos centrales establecen estos mecanismos, están creando esencialmente redes de seguridad que pueden activarse en períodos de tensión en los mercados. Estados Unidos logra una mejor transmisión de la política monetaria y estabilidad financiera, mientras que los países socios obtienen acceso a liquidez en dólares cuando más la necesitan.

Esta perspectiva es relevante porque las líneas de swap se han convertido en una infraestructura crítica en las finanzas modernas. No son actos de caridad: son herramientas estratégicas que fortalecen las economías interconectadas. Tanto el proveedor como el receptor obtienen ventajas tangibles, desde la reducción del riesgo sistémico hasta flujos de capital transfronterizos más fluidos.