Fuente: Exame
Título Original: Normas más estrictas del BC inauguran un ciclo virtuoso para el ecosistema de activos digitales
Enlace original:
Aunque el debate sobre criptoactivos a menudo se asocia con una tecnología emergente, la discusión regulatoria en Brasil ya supera una década. El punto de partida se remonta a 2015, cuando el Proyecto de Ley 2.303, concebido originalmente para el mercado de millas aéreas, introdujo el concepto de monedas virtuales.
A partir de 2017, este mismo texto comenzó a servir de base para intentos de encuadrar los criptoactivos, movimiento que se intensificó a medida que el bitcoin ganaba popularidad y presionaba por respuestas institucionales más estructuradas.
Este proceso evolutivo resultó en la Ley 14.478 de 2022, que estableció los parámetros generales para la disciplina de los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales (PSAV). Aun así, la ley no era de aplicación automática. Dependía de regulación infralegal para definir el alcance de las actividades, los requisitos operativos y la autoridad responsable de la supervisión del sector. Esta competencia fue atribuida al Banco Central por el Decreto 11.563 de 2023.
Con esta base normativa, se inició una etapa robusta de consultas públicas sobre la regulación de los criptoactivos. La primera fue la Consulta Pública 97, a finales de 2023, cuando el Banco Central adoptó una estrategia inusual: antes de presentar un borrador de norma, buscó entender prácticas, riesgos y estructuras de mercado a través de 38 cuestionamientos abiertos.
En 2024, llegaron las Consultas Públicas 109, 110 y 111, que profundizaron temas como requisitos prudenciales, proceso de autorización de los PSAV, gobernanza y la inserción de las operaciones con activos virtuales en el marco regulatorio del sistema financiero.
Este ciclo se concluyó el 10 de noviembre, con la publicación de las Resoluciones 519, 520 y 521 del Banco Central. Las normas establecen criterios claros para la actuación de los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales. Hasta entonces, el mercado brasileño operaba bajo una laguna regulatoria, donde cada empresa adoptaba sus propios procedimientos e interpretaciones.
Las nuevas reglas exigen inversiones en gobernanza, tecnología, cumplimiento y controles internos, incorporando la lógica prudencial típica de actividades supervisadas y reforzando la protección del inversor.
Los impactos serán diferentes entre las empresas del sector de activos virtuales. Algunas ya poseen estructuras consolidadas y tienden a adaptarse con mayor velocidad. Otras necesitarán realizar inversiones significativas para cumplir con los nuevos parámetros. Pero el efecto sistémico esperado es positivo: el sector comenzará a operar con mayor previsibilidad, estabilidad jurídica y alineación a los estándares regulatorios aplicados a otras infraestructuras críticas del mercado financiero.
Hemos observado que fondos de inversión, fondos de pensiones y otros grandes allocadores muestran un interés creciente en activos virtuales y en la exposición al mercado de criptoactivos. Incluso después de los avances promovidos por la CVM, aún existía inseguridad jurídica respecto a las empresas responsables de la custodia, negociación o intermediación de estos activos. Las nuevas resoluciones reducen este vacío regulatorio y crean condiciones más favorables para la entrada de capital institucional en el ecosistema.
Además de la preocupación por la seguridad jurídica de estas estructuras, otro tema que ha generado dudas recientes ha sido la posible incidencia de IOF sobre operaciones con activos virtuales. El debate ganó visibilidad tras iniciativas de fiscalización como el programa Declaración de Criptoactivos de la Receita Federal, orientado al monitoreo de las operaciones del sector.
Es importante aclarar que el Banco Central no tiene competencia para instituir o cobrar IOF. Cualquier tributación sobre activos virtuales depende de una ley específica y es administrada por la Receita Federal. Las Resoluciones 519, 520 y 521 tratan exclusivamente de la regulación prudencial de los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales y no crean, alteran ni amplían obligaciones tributarias existentes.
La formalización del sector tiende a impulsar el volumen de transacciones y ampliar el tamaño del mercado, inaugurando un ciclo virtuoso para el ecosistema brasileño de activos virtuales.
Después de más de diez años de debates, el país cuenta ahora con un marco regulatorio capaz de ofrecer previsibilidad, seguridad jurídica y bases más sólidas para que la tecnología, el mercado y las instituciones puedan evolucionar de forma estructurada.
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FrontRunFighter
· hace12h
no voy a mentir, una década de teatro regulatorio y todavía estamos viendo las mismas obras oscuras desarrollarse en el ecosistema de intercambio brasileño. normas más estrictas suenan bien en papel, pero ¿dónde está la aplicación real contra la extracción de mev y los ataques de sándwich? hasta que auditen a los validadores adecuadamente, esta narrativa de "ciclo virtuoso" se siente como otro esquema de frontrunning disfrazado de progreso.
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StablecoinArbitrageur
· hace12h
ngl, si la regulación restrictiva del bc realmente aumenta la liquidez institucional en lugar de fragmentar el mercado, estamos mirando una posible compresión de puntos base en los márgenes onchain. pero hagamos los números antes de que los plebeyos empiecen a celebrar.
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SoliditySurvivor
· hace13h
Hablando de esto, las nuevas regulaciones de BC son reales, finalmente alguien se ha tomado esto en serio. Después de diez años de preparación, aunque un poco tarde, al menos está en el camino correcto.
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AirdropJunkie
· hace13h
nada como que el BC finalmente despierte para el juego, solo espero que no estropee todo en el camino...
Normas más estrictas del BC inauguran un ciclo virtuoso para el ecosistema de activos digitales
Fuente: Exame Título Original: Normas más estrictas del BC inauguran un ciclo virtuoso para el ecosistema de activos digitales Enlace original: Aunque el debate sobre criptoactivos a menudo se asocia con una tecnología emergente, la discusión regulatoria en Brasil ya supera una década. El punto de partida se remonta a 2015, cuando el Proyecto de Ley 2.303, concebido originalmente para el mercado de millas aéreas, introdujo el concepto de monedas virtuales.
A partir de 2017, este mismo texto comenzó a servir de base para intentos de encuadrar los criptoactivos, movimiento que se intensificó a medida que el bitcoin ganaba popularidad y presionaba por respuestas institucionales más estructuradas.
Este proceso evolutivo resultó en la Ley 14.478 de 2022, que estableció los parámetros generales para la disciplina de los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales (PSAV). Aun así, la ley no era de aplicación automática. Dependía de regulación infralegal para definir el alcance de las actividades, los requisitos operativos y la autoridad responsable de la supervisión del sector. Esta competencia fue atribuida al Banco Central por el Decreto 11.563 de 2023.
Con esta base normativa, se inició una etapa robusta de consultas públicas sobre la regulación de los criptoactivos. La primera fue la Consulta Pública 97, a finales de 2023, cuando el Banco Central adoptó una estrategia inusual: antes de presentar un borrador de norma, buscó entender prácticas, riesgos y estructuras de mercado a través de 38 cuestionamientos abiertos.
En 2024, llegaron las Consultas Públicas 109, 110 y 111, que profundizaron temas como requisitos prudenciales, proceso de autorización de los PSAV, gobernanza y la inserción de las operaciones con activos virtuales en el marco regulatorio del sistema financiero.
Este ciclo se concluyó el 10 de noviembre, con la publicación de las Resoluciones 519, 520 y 521 del Banco Central. Las normas establecen criterios claros para la actuación de los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales. Hasta entonces, el mercado brasileño operaba bajo una laguna regulatoria, donde cada empresa adoptaba sus propios procedimientos e interpretaciones.
Las nuevas reglas exigen inversiones en gobernanza, tecnología, cumplimiento y controles internos, incorporando la lógica prudencial típica de actividades supervisadas y reforzando la protección del inversor.
Los impactos serán diferentes entre las empresas del sector de activos virtuales. Algunas ya poseen estructuras consolidadas y tienden a adaptarse con mayor velocidad. Otras necesitarán realizar inversiones significativas para cumplir con los nuevos parámetros. Pero el efecto sistémico esperado es positivo: el sector comenzará a operar con mayor previsibilidad, estabilidad jurídica y alineación a los estándares regulatorios aplicados a otras infraestructuras críticas del mercado financiero.
Hemos observado que fondos de inversión, fondos de pensiones y otros grandes allocadores muestran un interés creciente en activos virtuales y en la exposición al mercado de criptoactivos. Incluso después de los avances promovidos por la CVM, aún existía inseguridad jurídica respecto a las empresas responsables de la custodia, negociación o intermediación de estos activos. Las nuevas resoluciones reducen este vacío regulatorio y crean condiciones más favorables para la entrada de capital institucional en el ecosistema.
Además de la preocupación por la seguridad jurídica de estas estructuras, otro tema que ha generado dudas recientes ha sido la posible incidencia de IOF sobre operaciones con activos virtuales. El debate ganó visibilidad tras iniciativas de fiscalización como el programa Declaración de Criptoactivos de la Receita Federal, orientado al monitoreo de las operaciones del sector.
Es importante aclarar que el Banco Central no tiene competencia para instituir o cobrar IOF. Cualquier tributación sobre activos virtuales depende de una ley específica y es administrada por la Receita Federal. Las Resoluciones 519, 520 y 521 tratan exclusivamente de la regulación prudencial de los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales y no crean, alteran ni amplían obligaciones tributarias existentes.
La formalización del sector tiende a impulsar el volumen de transacciones y ampliar el tamaño del mercado, inaugurando un ciclo virtuoso para el ecosistema brasileño de activos virtuales.
Después de más de diez años de debates, el país cuenta ahora con un marco regulatorio capaz de ofrecer previsibilidad, seguridad jurídica y bases más sólidas para que la tecnología, el mercado y las instituciones puedan evolucionar de forma estructurada.