Los tres estábamos en un estado de trance esa noche—yo, mi amigo de hace tiempo, y este artista que él conocía. Hash nos mantuvo flotando durante horas.

La conversación se desvió hacia todos lados hasta que aterrizó en los NFTs y el arte digital. Fue entonces cuando algo hizo clic. Su amigo agarró un bloc de dibujo, se concentró por completo y comenzó a dibujar este personaje con una bolsa en la cabeza. Todos estábamos bastante fuera de sí en ese momento, solo mirando cómo las líneas tomaban forma.

¿Esa sesión aleatoria? Así fue como Funkari llegó a existir. Es increíble cómo las chispas creativas pueden surgir cuando menos lo esperas.