En 2024, pocos proyectos generaron tanto revuelo como Hamster Kombat. El minijuego de Telegram no solo superó a Bitcoin en tendencias de Google, sino que acumuló 300 millones de direcciones que interactuaron con la plataforma en semanas. Una cifra alucinante que esconde una historia compleja sobre expectativas, manipulación de mercado y la educación en Web3.
El fenómeno detrás de los números
Con 150 millones de usuarios incorporados en tiempo récord, Hamster Kombat se convirtió en el proyecto de Telegram de más rápido crecimiento. Los influencers no dormían: YouTubers, creadores ajenos al ecosistema cripto, todos querían su porción del hype. Algunos canales se dedicaban exclusivamente a predicciones de precios diarias. El juego psicológico estaba en marcha.
La brecha entre expectativa y realidad
Los números revelan el problema real: el 90% de la base de usuarios eran recién llegados a Web3, la mayoría sin conocimiento sobre FDV (fully diluted valuation) o mecánicas de tokenómica. Circulaban sueños de que HMSTR alcanzaría $1-5 USD, promesas de “ganar $1,000 y escapar de la pobreza”. En el sur de Asia especialmente, el proyecto se vendió como la nueva riqueza rápida.
Cuando llegó el airdrop post-TGE, la realidad impactó como un cubo de agua fría. No era Shiba Inu ni PEPE. Los millones de nuevos usuarios enfrentaron un activo que no se comportaba como les prometieron.
La lección incómoda
Hamster Kombat no fue intrínsecamente “una estafa”, pero ilustra un problema sistémico: la Web3 está siendo punto de entrada al ecosistema cripto con narrativas de “enriquécete rápido”, no de educación financiera. Incluso si HMSTR debutara a $1, sería más valuado que Solana o USDT por FDV, pero los holders seguirían decepcionados porque nunca comprendieron la tokenómica.
La verdadera estafa no fue el proyecto, sino las expectativas infladas vendidas por influencers a una población sin herramientas para evaluar riesgos. Web3 necesita menos minijuegos virales y más educación en criptografía básica.
El ciclo continúa: nuevos minijuegos, nuevas promesas, nuevas decepcionantes. Mientras tanto, innumerables inversores novatos pierden confianza en el ecosistema.
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Hamster Kombat: ¿Cómo 300 millones de usuarios cayeron en la trampa?
En 2024, pocos proyectos generaron tanto revuelo como Hamster Kombat. El minijuego de Telegram no solo superó a Bitcoin en tendencias de Google, sino que acumuló 300 millones de direcciones que interactuaron con la plataforma en semanas. Una cifra alucinante que esconde una historia compleja sobre expectativas, manipulación de mercado y la educación en Web3.
El fenómeno detrás de los números
Con 150 millones de usuarios incorporados en tiempo récord, Hamster Kombat se convirtió en el proyecto de Telegram de más rápido crecimiento. Los influencers no dormían: YouTubers, creadores ajenos al ecosistema cripto, todos querían su porción del hype. Algunos canales se dedicaban exclusivamente a predicciones de precios diarias. El juego psicológico estaba en marcha.
La brecha entre expectativa y realidad
Los números revelan el problema real: el 90% de la base de usuarios eran recién llegados a Web3, la mayoría sin conocimiento sobre FDV (fully diluted valuation) o mecánicas de tokenómica. Circulaban sueños de que HMSTR alcanzaría $1-5 USD, promesas de “ganar $1,000 y escapar de la pobreza”. En el sur de Asia especialmente, el proyecto se vendió como la nueva riqueza rápida.
Cuando llegó el airdrop post-TGE, la realidad impactó como un cubo de agua fría. No era Shiba Inu ni PEPE. Los millones de nuevos usuarios enfrentaron un activo que no se comportaba como les prometieron.
La lección incómoda
Hamster Kombat no fue intrínsecamente “una estafa”, pero ilustra un problema sistémico: la Web3 está siendo punto de entrada al ecosistema cripto con narrativas de “enriquécete rápido”, no de educación financiera. Incluso si HMSTR debutara a $1, sería más valuado que Solana o USDT por FDV, pero los holders seguirían decepcionados porque nunca comprendieron la tokenómica.
La verdadera estafa no fue el proyecto, sino las expectativas infladas vendidas por influencers a una población sin herramientas para evaluar riesgos. Web3 necesita menos minijuegos virales y más educación en criptografía básica.
El ciclo continúa: nuevos minijuegos, nuevas promesas, nuevas decepcionantes. Mientras tanto, innumerables inversores novatos pierden confianza en el ecosistema.