En 2014, me encontré con Bitcoin mientras trabajaba en una empresa de medios tradicionales. El espacio se estaba calentando: la gente quería cobertura, anhelaba información, pero nadie lo estaba haciendo en serio. Así que preparé una propuesta para un programa enfocado en cripto. ¿La respuesta? Risas. Risas reales en la sala de conferencias. La dirección lo desestimó por completo, llamó a toda la idea un desastre esperando suceder. Ese rechazo dolió, pero al mirarlo en retrospectiva? La mejor cosa que podría haber sucedido. A veces, las puertas que se cierran de golpe son las que necesitabas dejar atrás de todos modos.