Déjame ser real contigo: estoy lejos de ser perfecto. Hay muchos días en los que mi cerebro es secuestrado por la obsesión del mercado, y no de una manera saludable. Esa mentalidad tóxica se infiltra más a menudo de lo que me gustaría admitir.

Pero aquí está lo que me salva: he logrado establecer una rutina que no depende de la motivación. Ir al gimnasio 4-5 veces a la semana se ha vuelto innegociable. ¿Y el verdadero cambio de juego? Sesiones regulares de sauna seguidas de inmersiones en agua fría. Suena intenso, pero realmente reinicia mi estado mental cuando los gráficos comienzan a volverme loco.