En 2014, Roya Ignatova presentaba OneCoin como el “Bitcoin asesino”. La estrategia era simple pero devastadora: vender “paquetes educativos” de criptomonedas a precio de oro. Los inversores pagaban miles de dólares esperando recibir moneda digital real. Lo que obtuvieron fueron papelitos digitales intransferibles y promesas de retornos del 1000%. Sí, leíste bien: mil por ciento.
¿Cómo funcionó el engaño?
OneCoin operaba como un esquema Ponzi clásico:
Los primeros inversores ganaban dinero con las contribuciones de los nuevos (ilusión de legitimidad)
La moneda nunca fue real ni se comercializaba en exchanges
Las ganancias prometidas no provenían de actividad comercial, sino directamente del bolsillo de nuevos “miembros”
La compañía reclutaba de forma agresiva a través de seminarios y eventos, típico de esquemas piramidales
El colapso: 2017 hasta hoy
Cuando reguladores comenzaron a investigar, toda la fachada se desmoralizó. Decenas de ejecutivos fueron arrestados. Pero Ignatova hizo desaparecer $4.4 mil millones y ella misma se esfumó. Hasta hoy, su paradero sigue siendo un misterio.
La lección para el mercado
Este caso cambió la industria de criptomonedas:
Regulaciones más estrictas - Los gobiernos endulzaron leyes sobre proyectos digitales
Mayor escepticismo - Inversionistas aprendieron a verificar proyectos antes de meter dinero
Red flag clara - Si promete ganancias garantizadas del 1000%, es estafa. Punto.
OneCoin no fue un accidente. Fue un crimen calculado que demuestra por qué la transparencia y la verificación son sagradas en cripto. Antes de invertir en cualquier proyecto, pregúntate: ¿Esta moneda se comercializa realmente? ¿Los retornos son respaldados por actividad real o vienen del bolsillo de nuevos inversores?
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El Caso OneCoin: Cómo $4.4 Mil Millones Desaparecieron en la Estafa Más Grande de Criptomonedas
La promesa que nunca fue real
En 2014, Roya Ignatova presentaba OneCoin como el “Bitcoin asesino”. La estrategia era simple pero devastadora: vender “paquetes educativos” de criptomonedas a precio de oro. Los inversores pagaban miles de dólares esperando recibir moneda digital real. Lo que obtuvieron fueron papelitos digitales intransferibles y promesas de retornos del 1000%. Sí, leíste bien: mil por ciento.
¿Cómo funcionó el engaño?
OneCoin operaba como un esquema Ponzi clásico:
El colapso: 2017 hasta hoy
Cuando reguladores comenzaron a investigar, toda la fachada se desmoralizó. Decenas de ejecutivos fueron arrestados. Pero Ignatova hizo desaparecer $4.4 mil millones y ella misma se esfumó. Hasta hoy, su paradero sigue siendo un misterio.
La lección para el mercado
Este caso cambió la industria de criptomonedas:
OneCoin no fue un accidente. Fue un crimen calculado que demuestra por qué la transparencia y la verificación son sagradas en cripto. Antes de invertir en cualquier proyecto, pregúntate: ¿Esta moneda se comercializa realmente? ¿Los retornos son respaldados por actividad real o vienen del bolsillo de nuevos inversores?