Querés invertir pero no sabés si una oportunidad es realmente buena o es puro humo. Ahí es donde entran VAN y TIR, dos herramientas que te dicen si esa inversión te va a dejar plata o si vas a perder todo.
El tema es que muchas veces se contradicen
Un proyecto puede tener un VAN más alto pero una TIR más baja, o al revés. ¿Confuso? Sí, es normal. Por eso hay que entender qué mide cada una.
VAN: Lo que ves es lo que ganas (en pesos de hoy)
El Valor Actual Neto es bastante simple: toma todos los pesos que vas a ganar en el futuro, los trae al valor de hoy (porque $100 dentro de 5 años no son lo mismo que $100 hoy), y le restás lo que invertís al principio.
VAN positivo = Ganancia neta → Invertí $10,000 y en realidad me quedan $12,162 en el bolsillo (ejemplo real). Buena inversión.
VAN negativo = Pérdida garantizada → No conviene. Punto.
Pero acá viene lo tricky: el VAN depende de elegir una “tasa de descuento” (básicamente, qué rendimiento esperás). Si elegís una tasa muy alta o muy baja, el resultado cambia completamente. Es subjetivo, y eso es un problema.
Ejemplo real que lo muestra:
Invertís $10,000 hoy
Recibís $4,000 cada año durante 5 años
Tasa de descuento: 10%
Resultado: VAN = $2,162 ✓ Dale, hace la inversión
Pero si hubieras elegido una tasa de descuento del 15%, el VAN hubiera sido negativo. Ahí ves el problema.
TIR: El % de rentabilidad que esperas
La Tasa Interna de Retorno es más directa: ¿Cuántos pesos de rendimiento me da por cada peso invertido, expresado en porcentaje?
Si la TIR es 15% y tu alternativa (ej. un bono del tesoro) da 8%, entonces la inversión es rentable.
Lo bueno: Es más fácil de comparar entre proyectos porque es un porcentaje.
Lo malo: No siempre existe una única TIR. A veces hay varias, lo que te deja sin saber cuál es la “verdadera”. También asume que los flujos de caja van a ser estables, lo que casi nunca pasa en la realidad.
¿Y si dicen cosas opuestas?
Pasa más de lo que pensás. Un proyecto puede tener:
VAN alto pero TIR baja → La inversión es grande pero los retornos no crecen tanto
TIR alta pero VAN bajo → Los retornos % son buenos pero el monto absoluto es chico
Cuando esto sucede, revisá bien:
Las tasas de descuento que usaste
Los flujos de caja proyectados (¿son realistas?)
El riesgo del proyecto
Si el flujo de caja es muy volátil y usaste una tasa de descuento muy alta, el VAN puede salir negativo aunque la TIR sea positiva. En ese caso, lo más probable es que necesites ajustar la tasa.
Las limitaciones que nadie te cuenta
VAN:
Depende de tu tasa de descuento (que es un “feeling” tuyo)
No tiene en cuenta que el dinero en el futuro vale menos por inflación
No es bueno para comparar proyectos de tamaños muy distintos
TIR:
Puede haber múltiples tasas de retorno (confusión total)
No funciona bien si los flujos de caja no son convencionales (ej. hay gastos inesperados a mitad de camino)
Asume que los flujos positivos se reinvierten a la misma tasa TIR (casi nunca pasa)
Entonces, ¿cuál uso?
Ambas. En serio.
El VAN te da el número en pesos (la ganancia neta real).
La TIR te da el porcentaje (la rentabilidad).
Un buen inversor usa las dos juntas, y además agrega:
ROI (Retorno de la Inversión)
Payback Period (en cuánto tiempo recuperás la plata)
Tu tolerancia al riesgo
Objetivos personales
Diversificación de cartera
Resumen para recordar:
Métrica
Mide
Ventaja
Desventaja
VAN
Ganancia neta en pesos
Claro y en dinero real
Depende de la tasa de descuento
TIR
Rentabilidad en %
Fácil de comparar
Puede haber múltiples tasas
Conclusión: No hay fórmula mágica. Tenés que hacer la tarea de verdad: proyectar bien los flujos de caja, elegir una tasa realista, y usar ambas herramientas para decisiones más seguras. Si las dos métricas dicen “dale”, mucho mejor. Si se contradicen, investigá más antes de meter la guita.
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VAN vs TIR: La guía que todo inversor necesita (sin la jerga bancaria)
Querés invertir pero no sabés si una oportunidad es realmente buena o es puro humo. Ahí es donde entran VAN y TIR, dos herramientas que te dicen si esa inversión te va a dejar plata o si vas a perder todo.
El tema es que muchas veces se contradicen
Un proyecto puede tener un VAN más alto pero una TIR más baja, o al revés. ¿Confuso? Sí, es normal. Por eso hay que entender qué mide cada una.
VAN: Lo que ves es lo que ganas (en pesos de hoy)
El Valor Actual Neto es bastante simple: toma todos los pesos que vas a ganar en el futuro, los trae al valor de hoy (porque $100 dentro de 5 años no son lo mismo que $100 hoy), y le restás lo que invertís al principio.
VAN positivo = Ganancia neta → Invertí $10,000 y en realidad me quedan $12,162 en el bolsillo (ejemplo real). Buena inversión.
VAN negativo = Pérdida garantizada → No conviene. Punto.
Pero acá viene lo tricky: el VAN depende de elegir una “tasa de descuento” (básicamente, qué rendimiento esperás). Si elegís una tasa muy alta o muy baja, el resultado cambia completamente. Es subjetivo, y eso es un problema.
Ejemplo real que lo muestra:
Pero si hubieras elegido una tasa de descuento del 15%, el VAN hubiera sido negativo. Ahí ves el problema.
TIR: El % de rentabilidad que esperas
La Tasa Interna de Retorno es más directa: ¿Cuántos pesos de rendimiento me da por cada peso invertido, expresado en porcentaje?
Si la TIR es 15% y tu alternativa (ej. un bono del tesoro) da 8%, entonces la inversión es rentable.
Lo bueno: Es más fácil de comparar entre proyectos porque es un porcentaje.
Lo malo: No siempre existe una única TIR. A veces hay varias, lo que te deja sin saber cuál es la “verdadera”. También asume que los flujos de caja van a ser estables, lo que casi nunca pasa en la realidad.
¿Y si dicen cosas opuestas?
Pasa más de lo que pensás. Un proyecto puede tener:
Cuando esto sucede, revisá bien:
Si el flujo de caja es muy volátil y usaste una tasa de descuento muy alta, el VAN puede salir negativo aunque la TIR sea positiva. En ese caso, lo más probable es que necesites ajustar la tasa.
Las limitaciones que nadie te cuenta
VAN:
TIR:
Entonces, ¿cuál uso?
Ambas. En serio.
El VAN te da el número en pesos (la ganancia neta real). La TIR te da el porcentaje (la rentabilidad).
Un buen inversor usa las dos juntas, y además agrega:
Resumen para recordar:
Conclusión: No hay fórmula mágica. Tenés que hacer la tarea de verdad: proyectar bien los flujos de caja, elegir una tasa realista, y usar ambas herramientas para decisiones más seguras. Si las dos métricas dicen “dale”, mucho mejor. Si se contradicen, investigá más antes de meter la guita.