Ah, las velas japonesas... Estos gráficos misteriosos que supuestamente ayudan a los traders a "ver el futuro" del mercado. Déjame contarte lo que pienso al respecto, sin adornos ni palabras innecesarias.

Todo este locura comenzó en el siglo XVIII en Japón. A alguien se le ocurrió la idea genial de dibujar barras en lugar de líneas normales en los gráficos. Y aquí estamos, siglos después, con multitudes de traders todavía mirando esas barras, tratando de discernir en ellas signos divinos.

¿Qué es esta vela japonesa? ¡Simplemente un poste con antenas! El cuerpo muestra la diferencia entre el precio de apertura y el precio de cierre, y las antenas - el máximo y el mínimo. Cuerpo blanco - el precio ha subido, negro - ha bajado. Esa es toda la sabiduría.

Por supuesto, los fanáticos del análisis técnico argumentarán hasta quedarse sin voz que las velas son casi una máquina del tiempo. Dicen que se pueden determinar tendencias, reversiones, la fuerza de los toros y los osos. Sí, sí, claro. Y también el clima para mañana y el tipo de cambio del dólar dentro de un año.

Es curioso que para cada patrón de velas se haya inventado algún nombre poético. "Estrella fugaz", "martillo", "doji"... No es un gráfico, sino una colección de haikus japoneses.

Y hay personas que realmente creen que estos patrones de palitos pueden predecir el futuro del mercado. Como si el precio de un activo dependiera de cómo se ve el gráfico, y no al revés.

Pero lo más gracioso es cuando los "gurús" del análisis técnico comienzan a explicar por qué su pronóstico no se cumplió. "Oh, aquí hubo una confluencia con la línea de tendencia, por eso el patrón no funcionó". Ajá, claro.

En general, amigos míos, no caigan en esta trampa. Las velas japonesas son simplemente una forma de visualizar datos, no más que eso. No ofrecen ninguna ventaja mágica y definitivamente no pueden predecir el futuro.

¿Quieres realmente ganar dinero en el mercado? Estudia el análisis fundamental, mantente al tanto de las noticias, gestiona los riesgos. Y deja las velas para las cenas románticas. Allí al menos tendrán algún tipo de utilidad.