¡Joder! Nunca pensé que la altura de un tío pudiera generar tanto revuelo, pero aquí estamos, hablando del "grandullón" Elon Musk y sus impresionantes 1,88 metros. ¿Es realmente importante cuánto mide? Pues para la sociedad obsesionada con las apariencias en la que vivimos, parece que sí.
Yo mismo he visto a este tipo en persona una vez en una conferencia, y os puedo asegurar que su presencia es abrumadora. No sólo por esos casi dos metros de altura, sino por esa especie de aura que proyecta. Algunos dirían que es carisma, yo lo llamaría más bien el efecto que produce saber que tienes más dinero que algunos países enteros.
Musk ha sabido utilizar su físico como parte de su marca personal. Su altura, que supera con creces la media, refuerza esa imagen de "superhombre" que tanto le gusta proyectar. En el mundo empresarial, donde las apariencias importan casi tanto como los resultados, ser alto parece otorgar automáticamente cierta legitimidad. Qué triste, ¿no? Pero así funciona este circo capitalista.
Lo curioso es cómo los medios comparan constantemente su estatura con la de otros magnates tecnológicos. Zuckerberg, con sus modestos 1,70 metros, parece casi un enano a su lado. ¿Casualidad que el "pequeño Mark" acabe siempre como el villano en la narrativa pública mientras el "gran Elon" es venerado como un visionario? No creo en coincidencias.
Su vida, como la de cualquier multimillonario, está llena de privilegios y contradicciones. Nació en Sudáfrica, escapó del servicio militar obligatorio marchándose a Canadá y luego a Estados Unidos para hacerse rico. Ahora juega a ser Tony Stark mientras sus trabajadores se quejan de condiciones laborales cuestionables. ¿Irónico, verdad?
En cuanto a su supuesto estilo de vida saludable... permitidme que me ría. El tipo tiene seis hijos (que sepamos), dirige múltiples empresas y pasa horas tuiteando tonterías. ¿De verdad alguien cree que tiene tiempo para hacer ejercicio o preocuparse por una dieta equilibrada? Por favor.
Y no empecemos con su influencia en las criptomonedas. Un simple tweet suyo puede hacer que miles de personas pierdan sus ahorros de la noche a la mañana. Pero claro, cuando eres un "genio visionario" de 1,88 metros, parece que puedes manipular mercados enteros sin consecuencias.
Lo más gracioso es cómo muchos jóvenes emprendedores lo idolatran, como si su éxito fuera puramente fruto del esfuerzo y no del privilegio, las conexiones y, sí, también de cierta visión empresarial. ¿Es admirable? Quizás. ¿Es el modelo a seguir que necesitamos? Tengo mis dudas.
Pero bueno, mientras seguimos obsesionados con su altura, su fortuna sigue creciendo. Y él, desde lo alto de sus 1,88 metros, nos mira a todos con esa sonrisa de superioridad que tanto le caracteriza.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
La Estatura de Elon Musk: Un Gigante en Todos los Sentidos
¡Joder! Nunca pensé que la altura de un tío pudiera generar tanto revuelo, pero aquí estamos, hablando del "grandullón" Elon Musk y sus impresionantes 1,88 metros. ¿Es realmente importante cuánto mide? Pues para la sociedad obsesionada con las apariencias en la que vivimos, parece que sí.
Yo mismo he visto a este tipo en persona una vez en una conferencia, y os puedo asegurar que su presencia es abrumadora. No sólo por esos casi dos metros de altura, sino por esa especie de aura que proyecta. Algunos dirían que es carisma, yo lo llamaría más bien el efecto que produce saber que tienes más dinero que algunos países enteros.
Musk ha sabido utilizar su físico como parte de su marca personal. Su altura, que supera con creces la media, refuerza esa imagen de "superhombre" que tanto le gusta proyectar. En el mundo empresarial, donde las apariencias importan casi tanto como los resultados, ser alto parece otorgar automáticamente cierta legitimidad. Qué triste, ¿no? Pero así funciona este circo capitalista.
Lo curioso es cómo los medios comparan constantemente su estatura con la de otros magnates tecnológicos. Zuckerberg, con sus modestos 1,70 metros, parece casi un enano a su lado. ¿Casualidad que el "pequeño Mark" acabe siempre como el villano en la narrativa pública mientras el "gran Elon" es venerado como un visionario? No creo en coincidencias.
Su vida, como la de cualquier multimillonario, está llena de privilegios y contradicciones. Nació en Sudáfrica, escapó del servicio militar obligatorio marchándose a Canadá y luego a Estados Unidos para hacerse rico. Ahora juega a ser Tony Stark mientras sus trabajadores se quejan de condiciones laborales cuestionables. ¿Irónico, verdad?
En cuanto a su supuesto estilo de vida saludable... permitidme que me ría. El tipo tiene seis hijos (que sepamos), dirige múltiples empresas y pasa horas tuiteando tonterías. ¿De verdad alguien cree que tiene tiempo para hacer ejercicio o preocuparse por una dieta equilibrada? Por favor.
Y no empecemos con su influencia en las criptomonedas. Un simple tweet suyo puede hacer que miles de personas pierdan sus ahorros de la noche a la mañana. Pero claro, cuando eres un "genio visionario" de 1,88 metros, parece que puedes manipular mercados enteros sin consecuencias.
Lo más gracioso es cómo muchos jóvenes emprendedores lo idolatran, como si su éxito fuera puramente fruto del esfuerzo y no del privilegio, las conexiones y, sí, también de cierta visión empresarial. ¿Es admirable? Quizás. ¿Es el modelo a seguir que necesitamos? Tengo mis dudas.
Pero bueno, mientras seguimos obsesionados con su altura, su fortuna sigue creciendo. Y él, desde lo alto de sus 1,88 metros, nos mira a todos con esa sonrisa de superioridad que tanto le caracteriza.