Elon Musk, ese egocéntrico CEO de Tesla, encabeza actualmente la lista de multimillonarios con unos asquerosos 332 mil millones de dólares. ¿Y qué ha hecho para merecer tanta riqueza? Construir coches eléctricos que se incendian y prometer cohetes a Marte que nunca llegan.
Detrás de él está Jeff Bezos, el calvo de Amazon que construyó su imperio explotando trabajadores que ni siquiera pueden hacer pausas para ir al baño. La obscena concentración de riqueza continúa con Bernard Arnault vendiendo bolsos LVMH a precios ridículos, Bill Gates jugando a ser filántropo después de aplastar a la competencia durante décadas, y Larry Ellison viviendo como un rey en su isla privada.
¿Y nosotros? Mientras estos tipos podrían solucionar el hambre mundial con el cambio que encuentran en sus sofás, la mayoría seguimos luchando para llegar a fin de mes. Lo más irónico es que la sociedad los trata como héroes, como si acumular dinero fuera una virtud y no el resultado de un sistema económico profundamente defectuoso.
La verdad es que nadie necesita tanto dinero. Nadie. Es absurdo que personas individuales controlen recursos equivalentes al PIB de países enteros. Y lo peor es que estos multimillonarios siguen manipulando mercados, evadiendo impuestos y comprando políticos como si fueran caramelos.
La próxima vez que alguien te diga que admira a estos "genios empresariales", recuérdale que detrás de cada fortuna obscena hay miles de personas mal pagadas, recursos naturales explotados y gobiernos sobornados.
¿De verdad queremos seguir celebrando quién tiene más ceros en su cuenta bancaria? Yo creo que ya va siendo hora de cuestionar este absurdo culto a la riqueza extrema.
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¿Quién es realmente el hombre más rico del mundo?
Elon Musk, ese egocéntrico CEO de Tesla, encabeza actualmente la lista de multimillonarios con unos asquerosos 332 mil millones de dólares. ¿Y qué ha hecho para merecer tanta riqueza? Construir coches eléctricos que se incendian y prometer cohetes a Marte que nunca llegan.
Detrás de él está Jeff Bezos, el calvo de Amazon que construyó su imperio explotando trabajadores que ni siquiera pueden hacer pausas para ir al baño. La obscena concentración de riqueza continúa con Bernard Arnault vendiendo bolsos LVMH a precios ridículos, Bill Gates jugando a ser filántropo después de aplastar a la competencia durante décadas, y Larry Ellison viviendo como un rey en su isla privada.
¿Y nosotros? Mientras estos tipos podrían solucionar el hambre mundial con el cambio que encuentran en sus sofás, la mayoría seguimos luchando para llegar a fin de mes. Lo más irónico es que la sociedad los trata como héroes, como si acumular dinero fuera una virtud y no el resultado de un sistema económico profundamente defectuoso.
La verdad es que nadie necesita tanto dinero. Nadie. Es absurdo que personas individuales controlen recursos equivalentes al PIB de países enteros. Y lo peor es que estos multimillonarios siguen manipulando mercados, evadiendo impuestos y comprando políticos como si fueran caramelos.
La próxima vez que alguien te diga que admira a estos "genios empresariales", recuérdale que detrás de cada fortuna obscena hay miles de personas mal pagadas, recursos naturales explotados y gobiernos sobornados.
¿De verdad queremos seguir celebrando quién tiene más ceros en su cuenta bancaria? Yo creo que ya va siendo hora de cuestionar este absurdo culto a la riqueza extrema.