Fernando Perez Algaba murió. Impactante. El influencer del mundo cripto cayó víctima de sus problemas de dinero y amistades peligrosas.
En Instagram parecía rico. Coches lujosos. Viajes. Pero la realidad era otra. Estaba hundido en deudas. Parece que sus inversiones en criptomonedas salieron fatal.
Debía dinero a todos. A la agencia tributaria argentina. Y lo más grave: a las Barras Bravas. Esos tipos no perdonan. También tenía otros acreedores que lo acosaban día y noche.
Tomó decisiones terribles. Pidió préstamos a gente que no debía. Y así fue como acabó. Antes de morir, recibió amenazas bastante explícitas. Lo encontraron descuartizado en una maleta. Terrible. Fue el 23 de julio de 2023, en Ingeniero Budge, Buenos Aires.
Lo de Algaba no es solo una tragedia. Es una especie de advertencia. No puedes vivir de apariencias cuando te hundes en deudas peligrosas.
Esta historia tiene varias caras:
Su economía era un desastre. Mientras presumía de lujos, se arruinaba con malas inversiones en cripto. No está del todo claro cómo pensaba salir de ese agujero.
Se juntó con quien no debía. Las Barras Bravas, esos grupos de hinchas violentos, se convirtieron en sus prestamistas. Mala idea.
En redes, puro teatro. Coches. Relojes. Yates. Todo mentira. Un castillo de naipes que acabó derrumbándose.
Al final, demasiados excesos. Demasiadas mentiras. Inversiones fallidas y préstamos a personas equivocadas. Construyó una vida sobre arena. Y la marea subió.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
La trágica muerte de Fernando Perez Algaba: un influencer de criptomonedas entre deudas y peligros
Fernando Perez Algaba murió. Impactante. El influencer del mundo cripto cayó víctima de sus problemas de dinero y amistades peligrosas.
En Instagram parecía rico. Coches lujosos. Viajes. Pero la realidad era otra. Estaba hundido en deudas. Parece que sus inversiones en criptomonedas salieron fatal.
Debía dinero a todos. A la agencia tributaria argentina. Y lo más grave: a las Barras Bravas. Esos tipos no perdonan. También tenía otros acreedores que lo acosaban día y noche.
Tomó decisiones terribles. Pidió préstamos a gente que no debía. Y así fue como acabó. Antes de morir, recibió amenazas bastante explícitas. Lo encontraron descuartizado en una maleta. Terrible. Fue el 23 de julio de 2023, en Ingeniero Budge, Buenos Aires.
Lo de Algaba no es solo una tragedia. Es una especie de advertencia. No puedes vivir de apariencias cuando te hundes en deudas peligrosas.
Esta historia tiene varias caras:
Su economía era un desastre. Mientras presumía de lujos, se arruinaba con malas inversiones en cripto. No está del todo claro cómo pensaba salir de ese agujero.
Se juntó con quien no debía. Las Barras Bravas, esos grupos de hinchas violentos, se convirtieron en sus prestamistas. Mala idea.
En redes, puro teatro. Coches. Relojes. Yates. Todo mentira. Un castillo de naipes que acabó derrumbándose.
Al final, demasiados excesos. Demasiadas mentiras. Inversiones fallidas y préstamos a personas equivocadas. Construyó una vida sobre arena. Y la marea subió.