Desde 1947 hasta ahora, he observado este absurdo tango financiero desarrollarse en Pakistán. No son solo números; es una trágica historia de colapso de la moneda que me hace hervir la sangre.
Cuando Pakistán ganó su independencia en '47, un dólar americano costaba solo 3.31 rupias. ¡Tres malditas rupias! Durante ocho años seguidos, esa tasa se mantuvo estable. Estábamos en igualdad de condiciones con muchas economías en desarrollo.
Pero entonces comenzó el lento goteo. En 1956, saltó a 4.76 rupias—todavía manejable, pero la primera grieta en la represa. El gobierno mantuvo ese ancla artificial durante 14 años gracias a una pura terquedad y manipulación del mercado.
1972 trajo el primer verdadero shock—11.01 rupias por un dólar. La moneda se estabilizó brevemente alrededor de 10 rupias durante los años 70, pero eso fue solo la calma antes de la tormenta.
¿Los 80 y 90? Absoluta carnicería. Cada año viendo cómo se desvanece más valor. ¡Para 1999, el dólar exigía casi 52 rupias, un aumento de 15× desde la independencia!
El siglo XXI ha sido aún más brutal. La rupia se deterioró de 60 a 80 y luego a 100. Cuando miro la tasa de 240 rupias de 2022, me siento enfermo. Y ahora estamos rondando los 277.
Esto no es solo datos económicos, es una humillación nacional que ha destruido el poder adquisitivo de los paquistaníes comunes. Nuestros líderes fingen que esto es normal mientras las potencias extranjeras y las instituciones financieras se alimentan de nuestra debilidad.
La caída de la rupia no es natural; es el resultado de la corrupción, la incompetencia y la interferencia económica extranjera que nos mantiene dependientes. Estoy furioso al ver cómo esta espiral continúa mientras las élites permanecen protegidas de sus efectos.
La historia de nuestra moneda no se trata solo de tasas de cambio. Se trata de soberanía perdida, de dignidad despojada, de la persona común aplastada por la inflación mientras los ricos aparcan sus activos en dólares.
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El devastador baile del Dólar con la rupia pakistaní
Desde 1947 hasta ahora, he observado este absurdo tango financiero desarrollarse en Pakistán. No son solo números; es una trágica historia de colapso de la moneda que me hace hervir la sangre.
Cuando Pakistán ganó su independencia en '47, un dólar americano costaba solo 3.31 rupias. ¡Tres malditas rupias! Durante ocho años seguidos, esa tasa se mantuvo estable. Estábamos en igualdad de condiciones con muchas economías en desarrollo.
Pero entonces comenzó el lento goteo. En 1956, saltó a 4.76 rupias—todavía manejable, pero la primera grieta en la represa. El gobierno mantuvo ese ancla artificial durante 14 años gracias a una pura terquedad y manipulación del mercado.
1972 trajo el primer verdadero shock—11.01 rupias por un dólar. La moneda se estabilizó brevemente alrededor de 10 rupias durante los años 70, pero eso fue solo la calma antes de la tormenta.
¿Los 80 y 90? Absoluta carnicería. Cada año viendo cómo se desvanece más valor. ¡Para 1999, el dólar exigía casi 52 rupias, un aumento de 15× desde la independencia!
El siglo XXI ha sido aún más brutal. La rupia se deterioró de 60 a 80 y luego a 100. Cuando miro la tasa de 240 rupias de 2022, me siento enfermo. Y ahora estamos rondando los 277.
Esto no es solo datos económicos, es una humillación nacional que ha destruido el poder adquisitivo de los paquistaníes comunes. Nuestros líderes fingen que esto es normal mientras las potencias extranjeras y las instituciones financieras se alimentan de nuestra debilidad.
La caída de la rupia no es natural; es el resultado de la corrupción, la incompetencia y la interferencia económica extranjera que nos mantiene dependientes. Estoy furioso al ver cómo esta espiral continúa mientras las élites permanecen protegidas de sus efectos.
La historia de nuestra moneda no se trata solo de tasas de cambio. Se trata de soberanía perdida, de dignidad despojada, de la persona común aplastada por la inflación mientras los ricos aparcan sus activos en dólares.