Un médico de un hospital de primer nivel dijo: “La gente solo puede entender todo esto cuando está a punto de morir. La vida en realidad es una ilusión, la tarea principal no es comprar una casa o un coche, ni disfrutar el momento, esto en realidad es deseo, no verdad.” La vida es un sueño, etéreo y no real. No debemos darnos tantas misiones y un exceso de sentido de responsabilidad, en este mundo, los que estamos vivos no somos diferentes a una hormiga, un insecto, un mosquito, un escarabajo. Cuando llegues al final de tu vida, al mirar hacia atrás, entenderás que todo lo que hemos perseguido es como humo, el prestigio y la riqueza eventualmente se convertirán en polvo, las enemistades y los amores se desvanecerán con el viento, nuestra necesidad más real en este mundo es simplemente la sensación interna. Nuestra tarea fundamental no es comprar una casa o un coche, no es hacer que los demás nos envidien, ni vivir necesariamente mejor que los demás, sino poder vivir la vida de la manera que nos gusta. Recuerda que la excelencia que has conseguido a costa de tu salud es solo unas pocas líneas en un archivo personal que se pueden reemplazar en cualquier momento. Y el engranaje de la unidad nunca se ha detenido ni un segundo por eso. La vida no se mide con documentos oficiales, sino que se compone de momentos en los que ves flores florecer y escuchas la lluvia caer. Después de todo, las noches que has pasado despierto, el esfuerzo que has puesto, las lágrimas que has derramado, al final se convierten en un ligero papel A4 en una carpeta de archivos, mientras que los atardeceres que perdiste, las cenas a las que no llegaste, las manos que no pudiste tomar, son el verdadero texto de la vida que nunca podrás reescribir.